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¿MASCOTAS EN EL AULA?

La interacción con animales tiene muchos beneficios para los más pequeños. No obstante, se plantea un debate interesante en el aula derivado de las desventajas que puede esto presentar, especialmente para el animal. Hablamos de mascotas vivas, aunque existen otras opciones que os presentaremos a continuación.

Hablemos de mascotas

Muchos centros educativos complementan la educación con la presencia de algún animal para estimular a los alumnos en áreas como el de la responsabilidad o el cuidado del otro. Los tutores por su parte, son los encargados de organizar las tareas de los niños y procurar que el animal siempre esté en buenas condiciones.

Ya en el año 1953, el terapeuta Dr. Boris M. Levinson comenzó a incluir a su perro Jingles en sus terapias. El animal interactuaba con pacientes infantiles y los resultados eran excelentes. La Terapia Asistida con Animales es hoy en día una realidad desde la que se ayuda a miles de niños con dificultades en diferentes áreas: “El área física, porque necesitamos que las personas se muevan o se desplacen; el área cognitiva, porque trabajamos actividades que fortalecen su memoria; el área emocional, porque fomentamos que afloren sus emociones, sus sentimientos y por último el área relacional, ya que queremos que el animal sea una motivación para relacionarse con su entorno», como menciona Maribel Villa, Técnica de Terapia de la Fundación Affinity.

Mascotas de trapo

Si bien es cierto que compartir el aula con un animal tiene un impacto enormemente positivo en los niños, ¿cuál es el impacto sobre las mascotas? Aquí, los protagonistas se llevan la peor parte. La responsabilidad y el cuidado compartido hacia el animal que desarrollan los niños, además del sentimiento de propiedad y pertenencia que adquieren, entra en conflicto directo con la libertad del animal.

¿Propiedad? Quizás sea más conveniente educar a los más pequeños en términos de libertad y respeto al resto de seres de la naturaleza que, como nosotros, están en su derecho de habitar este planeta. Enseñar a compartir un ecosistema es inmensamente importante, pues de otra forma las generaciones futuras continuarán con nuestra labor de conquista del reino animal, extinguiendo todo a su paso. La responsabilidad como seres humanos y el respeto por la vida son conceptos que servirán a los niños a lo largo de su vida, y no es necesario contar con un animalillo desorientado en una jaula para aprenderlos.

Las mascotas de trapo son una excelente opción para sustituir a pequeños roedores, aves o reptiles, especies muy presentes en los colegios. Nuestro animal de tela y algodón permitirá establecer un hilo conductor de todas las sesiones, y será nuestro aliado si sabemos cómo introducirlo. Desde aprender sus alimentos favoritos, las partes de su cuerpo, hasta sus sentimientos y emociones.

¿Y si nuestra mascota solo hablara inglés? ¡Entonces tenemos el compañero perfecto para incentivar a los alumnos! Todos los niños estarán deseosos de interactuar con su nuevo amigo y para ello, deberán normalizar el uso del inglés tanto en el aula como en casa, si tienen la suerte de compartir con él un ratito en más.

Con otra vuelta de tuerca, podemos crear una actividad adaptada a cada niño y que este cree su propia mascota. Así, haremos hincapié en el conjunto de beneficios que tiene para los más pequeños el aprendizaje con sus manos y crearemos un ambiente excelente para el aprendizaje. Profe, ¿te animas?

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